"Al principio mucha gente se burlaba de mí, pero somos australianos, es lo que hacemos", recuerda de su insólita dieta Andrew Taylor.
Andrew Taylor, un australiano residente en Melbourne, se alimentó durante un año entero exclusivamente de patatas para curarse de su adicción a la comida, informa el portal web de noticias News.com.au.
Efectos positivos
Desde que empezó esta peculiar dieta, Taylor ha perdido más de 50 kilos (de 151,7 a 99) y afirma que se siente como un hombre completamente nuevo. "El año pasado yo sufría una depresión clínica y comer patatas realmente me ha ayudado", señala. "No estoy tomando ningún antidepresivo, siento que estoy completamente por encima de eso y también duermo mejor", agrega.
"Mi salud sigue mejorando. Tenía un nivel alto de colesterol, pero ahora es bajo; mi presión sanguínea ha disminuido, igual que mi nivel de azúcar", recalca el australiano.
También ha admitido que el dolor que sentía en las articulaciones ha desaparecido. "Durante los últimos 10 años he sufrido dolor de articulaciones por lesiones de fútbol, pero eso se ha ido. Comer solo patatas ha mejorado mi vida en muchas maneras que jamás habría podido imaginar", confiesa.
Insólita dieta
Durante un año entero, el australiano comió de 3 a 4 kilos de patatas al día y no se permitía pasar hambre ni ingerir otros alimentos. Taylor comía las patatas cocinadas de todas las formas posibles: desde hervidas hasta en puré o al horno. Incluso hacía panqueques de patata.
En su página web, Tylor especifica que aparte de las patatas utilizaba un mínimo de hierbas secas y frescas, especias y salsas sin grasa (como chiles dulces, salsa de tomate o salsa de barbacoa) "para añadir un poco de sabor". También recurría a la leche de soja cuando hacía puré de patatas. En cuanto a las bebidas, tomaba solo agua y ocasionalmente se permitía un poco de cerveza.
A pesar de su dieta, Tyler ha logrado mantener su vida social: el australiano llevaba sus propias patatas a las cenas de amigos o llamaba a los restaurantes que iba a visitar para asegurarse de que podrían cocinarle algún plato de patatas.
Según confiesa Taylor, las primeras dos semanas de su dieta basada en patatas fueron una tortura, pero después se liberó de su afición a la comida chatarra.
Afirma que estaría feliz incluso de comer patatas otra vez. "Podría hacer frijoles con chile o una ensalada de col para poner encima de las patatas", remarca.
"Al principio mucha gente se burlaba de mí, pero somos australianos, es lo que hacemos", afirma Taylor.
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