Se parece mucho a un espermatozoide, pero es 10 veces más pequeño y su cola tiene la forma de un sacacorchos. Su cabeza esférica, fabricada con cristal y silicio, mide unos 300 nanómetros y su flagelo (la cola que utiliza para moverse) tiene una longitud de dos micrómetros. Teniendo en cuenta que cada nanómetro es la milmillonésma parte de un metro, y cada micrómetro es la milésima parte de esta misma medida, queda claro que sus dimensiones son extraordinariamente diminutas.
Por ello, este científico se inspiró en los movimientos de los flagelos con los que se desplazan algunas bacterias para diseñar unas ‘nanohelices’ con forma de sacacorchos, fabricadas con una placa de silicio recubierta con esferas de cristal. En los primeros ensayos realizados con el artilugio, se ha comprobado que puede desplazarse a una velocidad de 40 micrómetros por segundo, según publican sus creadores en la revistaNano Letters.
Además, Fischer y sus colegas han demostrado que su ‘nanoespermatozoide’ es capaz de transportar una carga de silicio 1.000 veces mayor que su tamaño. En su opinión, esto abre la puerta a la posibilidad de que en el futuro el artilugio pueda utilizarse para trasladar y descargar medicamentos en zonas precisas del cuerpo, o incluso para realizar intervenciones quirúrgicas.
“Se trata de un paso importante hacia la creación de aparatos nanotecnológicos capaces de desplazarse con eficacia”, asegura David Gracias, de la Universidad de Johns Hopkins, un prestigioso experto en este campo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, haga aquí su comentario. Para mi es importante. Gracias.